En sus primeros días, esta competición fue generosamente respaldada por los señores Miguel Koreck, Alfredo Koreck y Orlando Arrechea (hijo), en honor a la memoria de su entrañable amigo y pionero profesional del Club de Golf, don Abel Lombardini. Don Abel se unió como instructor profesional en el año 1944 y desempeñó sus responsabilidades con dedicación hasta su partida en 1975. La huella de sus habilidades como diseñador quedó plasmada en los verdes de la histórica cancha, y su estilo de enseñanza sigue vivo en la técnica de varios golfistas, incluso en la actualidad. Un swing clásico y, sobre todo, elegante, es lo que transmitía con maestría.

En la «Memoria» correspondiente a los años 1975/76, se le rindió un conmovedor tributo con estas palabras: «Profesional que sirvió a la Institución durante largos y desafiantes años, con una eficacia y lealtad inigualables.»